Educadora y estudiante doctoral
Proyecto del curso
Este proyecto consiste en la creación e implementación de una actividad de aprendizaje en línea gamificada, dirigida a alumnos de escuela secundaria, enfocada en la enseñanza de conceptos fundamentales de robótica y automatización. Ante los retos que enfrentan muchas instituciones educativas para acceder a laboratorios físicos o personal capacitado, se propone el uso de un simulador educativo con elementos de gamificación como alternativa innovadora. La actividad combina el aprendizaje basado en proyectos con la teoría del aprendizaje situado, promoviendo así una experiencia significativa donde los alumnos aprenden haciendo, dentro de un contexto relevante. Los estudiantes desarrollan habilidades como el pensamiento crítico, la toma de decisiones y la resolución de problemas mediante retos de programación y simulaciones de circuitos en TinkerCad. Además, se fomenta la colaboración y la reflexión a través de discusiones en foros (usando WIX), entregas estructuradas en Microsoft Teams y redacción de informes reflexivos en Google Docs. La evaluación es continua, variada e integral, incluyendo rúbricas, participación en foros, autoevaluación, evaluación entre pares y retroalimentación docente. En síntesis, el proyecto busca motivar al “alumno moderno” mediante herramientas tecnológicas accesibles que fortalezcan tanto su aprendizaje técnico como sus habilidades para el siglo XXI.
Presentación y prototipo
Presentación OVA:
Presentación final:
Reflexión
¿Qué aprendizajes significativos obtuve mediante estos trabajos?
A través de esta experiencia educativa, uno de los aprendizajes más significativos fue comprender el potencial de la gamificación y los simuladores como herramientas efectivas para fomentar la motivación, el pensamiento crítico y el aprendizaje activo en los estudiantes de escuela secundaria. El diseño e implementación del simulador gamificado me permitió identificar cómo los entornos virtuales interactivos no solo facilitan la enseñanza de conceptos complejos como la programación y la automatización, sino que también despiertan un interés genuino en los alumnos por participar activamente en su aprendizaje. Además, aprendí a integrar tecnologías como TinkerCad, WIX, Microsoft Teams y Google Docs dentro de una secuencia pedagógica coherente, articulada con teorías educativas relevantes como el aprendizaje situado. Este proceso también me permitió reforzar mis habilidades en la planificación instruccional basada en objetivos de aprendizaje claros, evaluación progresiva y reflexión metacognitiva. Otro aprendizaje valioso fue reconocer la importancia de la coevaluación y la retroalimentación continua como estrategias que enriquecen tanto el desarrollo del estudiante como la mejora continua del docente. Finalmente, la utilización ética y crítica de herramientas de inteligencia artificial para organizar, redactar y validar contenidos fortaleció mi criterio para seleccionar y adaptar recursos digitales en mi práctica profesional.
¿Qué implicaciones tiene el conocimiento generado de esta experiencia para mi desarrollo como educador(a)?
El conocimiento generado a partir de esta experiencia tiene implicaciones profundas para mi desarrollo como educadora en el contexto del siglo XXI. En primer lugar, fortalece mi capacidad para diseñar experiencias de aprendizaje más atractivas y significativas, centradas en las necesidades y motivaciones del estudiante moderno. Me permite transitar del rol tradicional del docente transmisor al de facilitadora del aprendizaje, integrando recursos digitales que estimulan la exploración, la resolución de problemas y la colaboración. También me posiciona como una educadora más innovadora y actualizada, capaz de incorporar elementos tecnológicos con sentido pedagógico y alineados con marcos teóricos sólidos. Esta experiencia me impulsa a seguir investigando y desarrollando estrategias basadas en evidencia que respondan a contextos educativos diversos y a las limitaciones de acceso a recursos físicos, como es el caso de muchas escuelas en Puerto Rico. Asimismo, me invita a considerar la educación no solo como un espacio para la transferencia de conocimiento, sino como un entorno dinámico en el que se cultivan habilidades para la vida como el trabajo en equipo, la reflexión crítica y la adaptabilidad. Finalmente, esta experiencia ha reforzado mi compromiso con la ética profesional, la equidad educativa y la mejora continua de mi práctica docente.